
¡Sí! sigue la controversia. Ciencia sin controversia no es ciencia y más cuando se trata de las grasas.
Hace un par de años, el Aceite de Coco estuvo en el panel de los acusados con palabras fuertes: El aceite de coco "es puro veneno", palabras dichas por una profesora de Salud Pública de Harvard (Karin Michels) en una conferencia titulada “El aceite de coco y otros errores nutricionales”.
¿Qué más dijo?
“Está lleno de grasas saturadas, que pueden tapar las arterias coronarias"
“No existe un estudio que establezca los beneficios a la salud”
Acusaciones delicadas, dichas por una especialista “del nivel de Harvard”, dirigidas a un alimento, al que cada día se le atribuyen más beneficios
¿Cómo no vamos a estar en shock?
Para ayudar a desenredar este enredo, lo primero que tenemos que preguntarnos es: ¿son las grasas saturadas las que causan enfermedad cardiovascular?
¡Pues no!
A pesar de que esto que vamos a decir a continuación contrasta con lo que te han dicho toda tu vida, cada vez son más las investigaciones que no encuentran relación directa entre el consumo de grasas saturadas y el riesgo cardiovascular. Por el contrario, muchos los metaanálisis sugieren que el consumo de grasas saturadas per sé no son nocivos para la salud cardiovascular (FESNAD, 2015).
Los verdaderos culpables, no son ni el colesterol ni las grasas saturadas de la dieta, sino el alto consumo de azúcares, aceites ultraprocesados y alimentos que causan inflamación, sumados a un estilo de vida poco saludable.
Además, en nutrición no se puede meter en el mismo saco de “malos” o de “buenos” a los alimentos sin antes considerar ciertos factores. En el caso de las grasas no solo hay que pensar en las insaturaciones (grasa saturada, monoinsaturada y poliinsaturada) para catalogarla de mala o buena; sino que hay que considerar longitud de sus cadenas, la fuente de dicha grasa, método de extracción, sus usos, tus sensibilidades.
Justamente la grasa del aceite de coco está llena de grasas saturadas (80-90%). La gran noticia es que esa grasa es en su mayoría grasas de cadena con una longitud media donde predomina el ácido láurico (47%) (Harvard School of Public Health, s/f). Estas características lo convierten en un súper alimento.
Los ácidos grasos de cadena media contienen entre 6 a 12 carbonos y son digeridos, absorbidos y metabolizados de manera distinta que los ácidos grasos de cadena larga. Los ácidos grasos de cadena media, se absorben rápidamente en el intestino, lo que no permite su participación en el transporte del colesterol y proporciona una fuente rápida de energía (Babu, A. S, y col 2014). Este metabolismo le configura su acción coadyuvante en el tratamiento de resistencia a la insulina y de enfermedades neuro-degenerativas, ya que se convierte en sustrato rápido de células cerebrales y musculares.
Por otro lado, muchas investigaciones apuntan a que ácidos grasos de cadena media inhiben el crecimiento de múltiples patógenos microbianos, teniendo el ácido láurico un papel muy importante, gracias a su metabolito la monolaurina (monoglicérido), que tienen la capacidad de alterar las paredes celulares de virus, bacterias, protozoos y hongos, lo que lleva a la muerte de las bacterias (Beena Shino y col. 2016).
Como si fuera poco, estudios indican que ayuda en la respuesta del cáncer de mama y endometrio, ya que induce a la muerte de las células cancerígenas y evita su proliferación. Vale la pena mencionar que el consumo de aceite de coco virgen durante la quimioterapia mejora la calidad de vida global en pacientes con cáncer de mama. (Lappano, R., y col, 2017).
En el contexto de un estilo de vida saludable, el aceite de coco virgen (mientras no cause sensibilidad alimentaria) tiene efectos positivos en la salud y no constituye riesgo cardiovascular. Por el contrario, mejora factores de riesgo cardiovascular: aumenta el HDL y reduce la oxidación de las moléculas que participan en el taponamiento de las arterías.
Además, no es igual una grasa “naturalmente” saturada como la del aceite de coco, a una grasa que se saturó al calentar el aceite, es decir, cuando comemos frituras. El aceite de coco es el ideal a la hora de cocinar, porque precisamente por ser saturado aguanta altas temperaturas y tiene un punto de humo alto.
Así que si te preguntan por qué consumes aceite de coco, responde:
- Es antioxidante y antiinflamatorio.
- Es antimicrobiano, antifúngico, bueno para ayudar a mi sistema inmune.
- Produce energía inmediata, ideal para cuando vas a hacer ejercicio o necesitas concentrarte en el trabajo.
- Te ayuda a mejorar tu microbiota.
- Mejora la sensibilidad a la insulina.
- Lo puedes usar como enjuague bucal, desodorante, crema antiarrugas; y no usar productos tóxicos para mi cuerpo.
Por todo esto, te recomendamos que lo incluyas en tu estilo de vida en su forma de aceite de coco virgen y siempre que no te cause sensibilidad alimentaria, ¿Cómo saberlo? Consulta con nuestro equipo de especialistas y Embajadoras NutriWhite.
MSc. Carol Rodríguez
Nutricionista-Dietista
Embajadora NutriWhite
Referencias
Beena Shino, Faizal C. Peedikayil, Shyamala R. Jaiprakash, Gufran Ahmed Bijapur, Soni Kottayi, and Deepak Jose. (2016) Comparison of Antimicrobial Activity of Chlorhexidine, Coconut Oil, Probiotics, and Ketoconazole on Candida albicans Isolated in Children with Early Childhood Caries: An In Vitro Study
Hindawi Publishing Corporation Scientifica Volume 2016, Article ID 7061587, 5 pages http://dx.doi.org/10.1155/2016/7061587
Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (2015). Consenso sobre las grasas y aceites en la alimentación de la población española adulta; postura de la Federación Española de Sociedades de Alimentación, Nutrición y Dietética (FESNAD). Nutr Hosp. 2015;32(2):435-477 http://www.nutricionhospitalaria.com/pdf/9202.pdf
Harvard T.H. Chan School of Public Health. Coconut Oil. https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/food-features/coconut-oil/
Lappano, R., Sebastiani, A., Cirillo, F., Rigiracciolo, D. C., Galli, G. R., Curcio, R., … Maggiolini, M. (2017). The lauric acid-activated signaling prompts apoptosis in cancer cells. Cell Death Discovery, 3, 17063–. http://doi.org/10.1038/cddiscovery.2017.63


