Sabes que algo cambió...
y nadie te da una respuesta.
Tu hijo ya no es el mismo:
cambió su humor, su energía, su forma de conectar. Hay días que te parte el alma verlo así, y sientes que los médicos solo te dicen: “espera”, “ya pasará”, “cada niño es distinto”.
Pero en tu corazón sabés que algo no está bien. Mereces descubrir porque. Puede haber una causa biológica real detrás.